miércoles, 25 de marzo de 2015

Pulmones

El Aroma, oh Mar mio, el olor de aquella hereje era como heroína sentimental

Como una polilla en celo,el ,explotaba de amor, los ojos se le nublaban coquetamente de lagrimas blancas, la mirada se le escapaba olvidando el control y  los poros de la piel se excitaban groseramente explotando en una erección repentina y veloz.

El aroma era de loba salvaje, de bestia hermosa cargada de magnetismo sexual .

Era el rastro que sigue una jauría para deleitarse con la presa herida, pero en lugar de huesos y cartílago, su premio era una mirada al quiebre suave de su cintura y los lunares que se alzaban de su espalda desafiantes.

Su pasión la había hablado solo con Jesucristo y en sueños únicamente, el le comentaba su obsesión y bajaba la cabeza por su impertinente deseo y pasión por aquel fenómeno natural con nombre de princesa.

Cristo lo consolaba y se consolaba a si mismo, en sus adentros extrañaba a la Magdalena ,extrañaba su olor a calle, sus piernas de tormenta y la sensación de la eyaculación que agradable la llenaba uniendo en un abrazo de amor a los dos amantes galileos.

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