Llevo en una foto colgante el recuerdo de mejores épocas , épocas en el que el dolor no era parte rutinaria de la vida, recuerdos que sostiene una mártir con ambas manos esperando su ejecución llevada a cabo por parte del cruel asesino, que solo sabe asesinar y llorar , asesino que vive del llanto de los demás ,no se le permite comer otra cosa que esperanzas y beber el musgoso y pútrido líquido que el sufrimiento humano representa , es prisionero en su propia profesión y desea más que nada acabar con su vida
Más la necesidad constante y las solicitudes que vienen y van , no le permiten ni un ápice de tiempo para darse un peor trato como solo él y su retorcida conciencia arrepentida sabe que se merece.
Ay asesino, tu sufrimiento milenario continuara así, por el resto de la vida de mi desierto amado, Y cuando el sol del mangle te susurre al oído que debes terminar con él, te negaras ¡!torpe animal rencoroso.
Y vendrás a mí a razonar por la más dulce de las venganzas conocidas, la muerte propia, propinada por próximas praderas que no son más que practicantes prostitutas de la muerte pragmática
Oh pobre asesino, cuando la luna roja y excitada te ruegue la muerte no se la concederás, vendrás a mí y bailaremos las danzas de cien mil demonios, chillando a la humillada diosa astral, que orgullosa ocultara su virginal figura detrás de las montañas protectoras. Malditas y verdes acumuladoras de dolores.
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