De repente se siente como si huyéramos a la montaña mas blanca ,donde la nieve es proporcional a la altura,nos sentimos como reparando una cabaña ,cabaña hacedora de un nuevo tiempo , con vista a la laguna congelada.
De repente nos sentimos como podadores sobre el labio de una mujer bigotona , como si le hicieramos un favor al mundo , y este nos debiera pagar con aplausos.
De repente nos sentimos dueños de las aves y del cielo , dueños de la verdad , nos sentimos como destructores de las leyes físicas mas sencillas con apetito de volar.
Volar con el cóndor sobre los Andes magníficos , gigantes , que los pueblos aborígenes nos alaben como sus deidades.
Nadar con las ballenas y cazar con los mapuches pre coloniales.
No se a vos pero a mi se me esta antojado violar al tiempo ,abrirlo de patas y de una sola embestida , aparecer en la decapitación de Maria Antonieta, y así entre embestida y embestida , terminar conociendo a algún homo erectus desprevenido y porque no? enseñarle algún truco de magia a los neadertales ,capaz y me convierten en un Jesús sin cristo prehistórico.
De repente me entran ganas de besarte , pero esas noches no estas en mi universo , estas cuando vemos al quetzal flameando en su vuelo nocturno , todo jade , todo rubí tostandonos las pestañas .
Estas cuando caminamos de la mano por las playas apocalípticas de nuestro universo conjunto , de verdes cielos centelleantes y mares purpuras .
Estas para pescar ,en una laguna de espejo , navegando sobre trozos de cristal en la noche mas oscura y las estrellas mas plateadas,gritándonos cuanto nos extrañamos de cristalina embarcación a cristalino navío.
Estas cuando montamos luciernagas,sobre una calle de nubes purpureas , vestidos como grandes señores ilustrados,y sonries , y tus labios se mueven con el extasis del viento en tus mejillas y el amor que irradian nuestros corazones.
Mas cuando me acerco , cuando me dejo tentar , nunca estas, y me despierto ,con un corte a la noche que me deja soñando en vida con tus ojos de loba y el olor de tu perfume brasileño