lunes, 7 de octubre de 2013

Lampyris noctiluca

De repente se siente como si huyéramos a la montaña mas blanca ,donde la nieve es proporcional a la altura,nos sentimos como reparando una cabaña ,cabaña hacedora de un nuevo tiempo , con vista a la laguna congelada.

De repente nos sentimos como podadores sobre el labio de una mujer bigotona , como si le hicieramos un favor al mundo , y este nos debiera pagar con aplausos.

De repente nos sentimos dueños de las aves y del cielo , dueños de la verdad , nos sentimos como destructores de las leyes físicas mas sencillas con apetito de volar.

Volar con el cóndor sobre los Andes magníficos , gigantes , que los pueblos aborígenes nos alaben como sus deidades.

Nadar con las ballenas  y cazar con los mapuches pre coloniales.

No se a vos pero a mi se me esta antojado violar al tiempo ,abrirlo de patas  y de una sola embestida , aparecer en la decapitación de Maria Antonieta, y así entre embestida y embestida , terminar conociendo a algún homo erectus desprevenido y porque no? enseñarle algún truco de magia a los neadertales ,capaz y me convierten en un Jesús sin cristo prehistórico.

De repente me entran ganas de besarte , pero esas noches no estas en mi universo , estas cuando vemos al quetzal flameando en su vuelo nocturno , todo jade , todo rubí tostandonos las pestañas .

Estas cuando caminamos de la mano por las playas apocalípticas de nuestro universo conjunto , de verdes cielos centelleantes y mares purpuras  .

Estas para pescar ,en una laguna de espejo , navegando sobre trozos de cristal en la noche mas oscura  y las estrellas mas plateadas,gritándonos cuanto nos extrañamos de cristalina embarcación  a cristalino navío.

Estas cuando montamos luciernagas,sobre una calle de nubes purpureas , vestidos como grandes señores ilustrados,y sonries , y tus labios se mueven con el extasis del viento en tus mejillas  y el amor que irradian nuestros corazones.

Mas cuando me acerco , cuando me dejo tentar , nunca estas, y me despierto ,con un corte a la noche que me deja soñando en vida con tus ojos de loba y el olor de tu perfume brasileño